Cuál es el significado simbólico de un abedul
Cerca de 100 especies de árboles de abedul están en el mundo. Son en gran parte de climas templados y limitados al hemisferio norte. El abedul tiene un significado simbólico en muchas culturas, tanto modernos como mitológicos.
La última era glacial hizo que el árbol de abedul sea robusto y resistente al clima, habría sido de los primeros en volver a colonizar el paisaje asolado de hielo. En términos botánicos, se le conoce como una especie pionera. En la mitología celta, por lo tanto, el abedul es un símbolo de renovación y purificación.
El abedul es uno de los árboles nacionales de Rusia. En Siberia, los chamanes utilizan el árbol para los rituales de iniciación. Un candidato talla nueve muescas en el tronco de un abedul para representar los nueve pasos al cielo del folklore chamánico.
El nombre del árbol proviene de un antiguo pueblo que se extendió por Europa central y occidental: los celtas. Los bosques estaban íntimamente ligados a la cultura celta. En su lengua designaban al abedul como betule, que pasó al latín como betula, de donde procede el actual término castellano, al que por paralelismo al nombre de abeto, se le ha añadido tardíamente una primera vocal.
El género Betula comprende alrededor de 120 especies distintas de abedules, que habitan por todo el hemisferio norte desde hace 70 millones de años. El área del abedul común o aliso blanco abarca desde Siberia y norte de Escandinavia hasta la Cordillera Cantábrica y Galicia. Abunda en las riveras, montañas y en cualquier lugar que sea húmedo, fresco y luminoso, hasta más allá de los 2.000 metros de altitud. Forma pequeños bosques abiertos, mezclándose con otras formaciones arbóreas, en especial hayedos, robledales y abetares. En general, en lugares muy septentrionales, a mayor latitud, menor crecimiento.
Una vez que se retiraron las glaciaciones, que cubrían el hemisferio septentrional, el abedul fue el primer árbol que se estableció, en solitario, colonizando las nuevas tierras vírgenes. Toda la comunidad biológica se beneficia de esta avanzada, pues este árbol, de rápido crecimiento, es capaz de modificar las condiciones ambientales. Su fuerte transpiración drena las zonas enfangadas, sus raíces extraen nutrientes de la tierra, que después aprovecharán las nuevas plantas que crecerán bajo su protección.
Desde el punto de vista zoológico, también se trata de un género muy importante pues atrae a más de 200 especies de insectos distintos, estos a su vez atraen a más insectos y a otros depredadores insectívoros, por lo que tal diversidad asegura el perfecto equilibrio ecológico, evitando la aparición de plagas. En Europa septentrional se utiliza acertadamente para reforestación y regeneración de áreas desbastadas por el fuego.
El tronco del abedul común está cubierto con una suave corteza de color blanco níveo, con estrías horizontales más oscuras; las ramitas son de color pardo y ásperas al tacto, porque están cubiertas por glándulas secretoras de una resina, que le da el aspecto granujiento al cual debe su nombre científico (Betula verrucosa, de verrugas). Las ramas principales son ascendentes y las secundarias levemente péndulas, dando todo el árbol un aspecto liviano y frágil, que contrasta fuertemente con el duro clima borrascoso de las montañas o el de la terrible estepa siberiana, donde se afianza.
En el crepúsculo, el abedul es una yérgola encendida, en otoño se inflaman sus hojas de amarillo y caen incendiadas al viento. En invierno, la nieve y la lluvia destiñen esas hojas y toman entonces un claro color de hueso. ¡Que blanco y sereno queda entonces el abedular, cerca del cielo! y el brezo, a sus pies, duerme sueños negros.
En América, desde el norte de la península del Labrador, hasta la cuenca del Missouri existen bosques del abedul de papel (Betula papyrifera), llamado así por la corteza que se desprende como hojas de papel. Los indios, pobladores de aquellas inmensas llanuras, utilizaban la corteza de estos árboles para cubrir sus viviendas, impermeabilizar recipientes para líquidos, cubrir canoas, etc.
Se considera al abedul como uno de los principales árboles ornamentales de la jardinería. Su porte elegante, se ve realzado por su hermosa corteza blanca. En primavera, se forman los amentos femeninos y masculinos, de color verdoso, en verano el viento hace revolotear las hojas romboidales, que en otoño se vuelven amarillas.
Es un árbol monoico. Las flores masculinas cuelgan en inflorescencias junto a las hojas, mientras que las femeninas nacen erectas y acaban también por colgar en amentos. Un ejemplar maduro posee varios miles de amentos, cada uno puede producir más de cinco millones de granos de polen. Los frutos también se producen en grandes cantidades, son pequeñas sámaras dotadas con dos alas para sus dispersión por el viento, salvando grandes distancias por su escaso peso, menos de un miligramo. De esa extraordinaria cantidad de semillas que disemina, las que encuentren un lugar húmedo con mucha iluminación, germinarán y crecerán rápidamente para colonizar nuevas tierras despejadas. Mientras se desarrollan estos amantes de la luz, en algún lugar del bosque un ave entierra una bellota que luego no recogerá, brotando inadvertidamente una plántula de roble o quizás de haya, protegido por el bosque de abedules.
Los abedules no son árboles longevos, rara vez viven más de cien años, cuando estos señores que crearon el bosque empiecen a declinar, para estas otras especies de ciclo más largo ha llegado la oportunidad para convertirse en grandes árboles, transformando lentamente el bosque en un robledal o un hayedo. Mientras, los abedules siguen colonizando nuevos territorios, en zonas más desolados.
En la antigüedad se utilizó la corteza interna de abedul como pergamino, para la fabricación de libros. Actualmente, en Rusia se extrae tanino de la corteza, para curtir pieles, a las que les confiere un olor característico, son las conocidas como "pieles de Rusia". La brea, obtenida por destilación seca de la corteza, se emplea en algunos países nórdicos para la elaboración de pomadas, para impregnar pieles e impermeabilizar calzados.
La madera es blanda y fácil de tallar. Muy usada desde antiguo para la elaboración de zuecos, armaduras, cubiertas de tejados, muebles y para la fabricación de papel. Contiene un aceite compuesto de guayacol, creosota y xilol, con acción diurética, balsámica y antiséptica. El carbón vegetal obtenido por la carbonización de su madera es de muy buena calidad. El hollín del abedul servía para la preparación de tinta negra para la imprenta.
En las frías tierras donde crece este árbol, constituye una fuente de riqueza y bienestar: Madera para fabricar toda clase de útiles, leña, ramas flexibles para cestería, tinte rosa, raspando la parte interior de la corteza. En primavera, mediante incisiones en el tronco, se extrae su savia, rica en azúcares y ácido tartárico como la uva, proporciona una abundante bebida alimenticia, que en algunos lugares de Europa se fermenta, originando el vino de abedul.
Las hojas se utilizan como alimento para el ganado y como combustible. Su madera también se utiliza en iluminación, la tea de abedul o yérgola dura mucho sin consumirse, se hace enrollando y dejando secar la corteza externa, atada con una brizna de hierba. Plinio, en épocas de la antigua Roma, contaba que se empleaba madera de abedul para confeccionar antorchas nupciales, y según dice, eran las portadoras de la felicidad en el día de la boda.
Este árbol en Rusia simboliza a la primavera y a la mujer joven. Abedul es una célebre colección de cantos y danzas rusos, que únicamente puede ser interpretado por muchachas.
En el centro de la tierra
hay una montaña de hierro
sobre la cual se alza
un abedul blanco con siete ramas
(Tradición altaica, Asia Central)
Más allá de las materias primas útiles que podamos obtener de él, para todas las comunidades humanas que habitan en sus frías y solitarias tierras, los abedules tienen una importancia capital por el significado que en sí personifica: el renuevo cíclico de la vida. En los inviernos desapacibles, donde no se conoce más árboles de hoja caduca que éste, ver el grácil abedul, con sus ramas desnudas clavadas en el cielo blanco, es una promesa de primavera. Cuando finalmente llega la nueva estación (al brotar las hojas del abedul del centro de la Tierra), la naturaleza se viste de verde y de alegría, anunciándonos que ha renovado su pacto, concediéndonos otro nuevo ciclo de vida.
Si bien las coniferas son la especie predominante en Rusia, ocupando el pino el primer lugar entre ellas, para los rusos no hay un arbol mas amado ni que les resulte mas propiamente ruso que el abedul, un arbol que se encuentra distribuido tanto en la parte europea de Rusia como en la zona occidental de Siberia. Entre las mas de 140 especies existentes del abedul 64 se dan en Rusia, entre las cuales son 4 las mas prolificas: El abedul comun (Betula alba), el mas extendido en el pais, el abedul blanco o afelpado (betula pubescens), el abedul con forma de matorral (betula fruticosa) y el abedul enano (betula nana).
El abedul comienza a florecer a entre fines de abril y comienzos de mayo y comienza a volver sus hojas amarillentas en septiembre. Tiene gran capacidad para crecer en suelos que los arboles no pueden poblar lo que lo hace una especie de pionero del bosque, ademas de que crece rapidamente especialmente en suelos humedos, de modo de que tras 25 años ya alcanza la altura de un edificio de 5 pisos. El arbol alcanza usualmente una altura entre 10-30 mt y un diametro de entre 120 a 150 cm, ademas de una edad que no supera los 120 anos, no obstante haber ejemplares excepcionales que han alcanzado los 400 an-os. De su apariencia lo que mas destaca es el blanco de su tronco usualmente recto y esbelto con rayas oscuras y horizontales que lo cruzan reiteradamente.
Cerca de 100 especies de árboles de abedul están en el mundo. Son en gran parte de climas templados y limitados al hemisferio norte. El abedul tiene un significado simbólico en muchas culturas, tanto modernos como mitológicos.
La última era glacial hizo que el árbol de abedul sea robusto y resistente al clima, habría sido de los primeros en volver a colonizar el paisaje asolado de hielo. En términos botánicos, se le conoce como una especie pionera. En la mitología celta, por lo tanto, el abedul es un símbolo de renovación y purificación.
El abedul es uno de los árboles nacionales de Rusia. En Siberia, los chamanes utilizan el árbol para los rituales de iniciación. Un candidato talla nueve muescas en el tronco de un abedul para representar los nueve pasos al cielo del folklore chamánico.
El nombre del árbol proviene de un antiguo pueblo que se extendió por Europa central y occidental: los celtas. Los bosques estaban íntimamente ligados a la cultura celta. En su lengua designaban al abedul como betule, que pasó al latín como betula, de donde procede el actual término castellano, al que por paralelismo al nombre de abeto, se le ha añadido tardíamente una primera vocal.
El género Betula comprende alrededor de 120 especies distintas de abedules, que habitan por todo el hemisferio norte desde hace 70 millones de años. El área del abedul común o aliso blanco abarca desde Siberia y norte de Escandinavia hasta la Cordillera Cantábrica y Galicia. Abunda en las riveras, montañas y en cualquier lugar que sea húmedo, fresco y luminoso, hasta más allá de los 2.000 metros de altitud. Forma pequeños bosques abiertos, mezclándose con otras formaciones arbóreas, en especial hayedos, robledales y abetares. En general, en lugares muy septentrionales, a mayor latitud, menor crecimiento.
Una vez que se retiraron las glaciaciones, que cubrían el hemisferio septentrional, el abedul fue el primer árbol que se estableció, en solitario, colonizando las nuevas tierras vírgenes. Toda la comunidad biológica se beneficia de esta avanzada, pues este árbol, de rápido crecimiento, es capaz de modificar las condiciones ambientales. Su fuerte transpiración drena las zonas enfangadas, sus raíces extraen nutrientes de la tierra, que después aprovecharán las nuevas plantas que crecerán bajo su protección.
Desde el punto de vista zoológico, también se trata de un género muy importante pues atrae a más de 200 especies de insectos distintos, estos a su vez atraen a más insectos y a otros depredadores insectívoros, por lo que tal diversidad asegura el perfecto equilibrio ecológico, evitando la aparición de plagas. En Europa septentrional se utiliza acertadamente para reforestación y regeneración de áreas desbastadas por el fuego.
El tronco del abedul común está cubierto con una suave corteza de color blanco níveo, con estrías horizontales más oscuras; las ramitas son de color pardo y ásperas al tacto, porque están cubiertas por glándulas secretoras de una resina, que le da el aspecto granujiento al cual debe su nombre científico (Betula verrucosa, de verrugas). Las ramas principales son ascendentes y las secundarias levemente péndulas, dando todo el árbol un aspecto liviano y frágil, que contrasta fuertemente con el duro clima borrascoso de las montañas o el de la terrible estepa siberiana, donde se afianza.
En el crepúsculo, el abedul es una yérgola encendida, en otoño se inflaman sus hojas de amarillo y caen incendiadas al viento. En invierno, la nieve y la lluvia destiñen esas hojas y toman entonces un claro color de hueso. ¡Que blanco y sereno queda entonces el abedular, cerca del cielo! y el brezo, a sus pies, duerme sueños negros.
En América, desde el norte de la península del Labrador, hasta la cuenca del Missouri existen bosques del abedul de papel (Betula papyrifera), llamado así por la corteza que se desprende como hojas de papel. Los indios, pobladores de aquellas inmensas llanuras, utilizaban la corteza de estos árboles para cubrir sus viviendas, impermeabilizar recipientes para líquidos, cubrir canoas, etc.
Se considera al abedul como uno de los principales árboles ornamentales de la jardinería. Su porte elegante, se ve realzado por su hermosa corteza blanca. En primavera, se forman los amentos femeninos y masculinos, de color verdoso, en verano el viento hace revolotear las hojas romboidales, que en otoño se vuelven amarillas.
Es un árbol monoico. Las flores masculinas cuelgan en inflorescencias junto a las hojas, mientras que las femeninas nacen erectas y acaban también por colgar en amentos. Un ejemplar maduro posee varios miles de amentos, cada uno puede producir más de cinco millones de granos de polen. Los frutos también se producen en grandes cantidades, son pequeñas sámaras dotadas con dos alas para sus dispersión por el viento, salvando grandes distancias por su escaso peso, menos de un miligramo. De esa extraordinaria cantidad de semillas que disemina, las que encuentren un lugar húmedo con mucha iluminación, germinarán y crecerán rápidamente para colonizar nuevas tierras despejadas. Mientras se desarrollan estos amantes de la luz, en algún lugar del bosque un ave entierra una bellota que luego no recogerá, brotando inadvertidamente una plántula de roble o quizás de haya, protegido por el bosque de abedules.
Los abedules no son árboles longevos, rara vez viven más de cien años, cuando estos señores que crearon el bosque empiecen a declinar, para estas otras especies de ciclo más largo ha llegado la oportunidad para convertirse en grandes árboles, transformando lentamente el bosque en un robledal o un hayedo. Mientras, los abedules siguen colonizando nuevos territorios, en zonas más desolados.
En la antigüedad se utilizó la corteza interna de abedul como pergamino, para la fabricación de libros. Actualmente, en Rusia se extrae tanino de la corteza, para curtir pieles, a las que les confiere un olor característico, son las conocidas como "pieles de Rusia". La brea, obtenida por destilación seca de la corteza, se emplea en algunos países nórdicos para la elaboración de pomadas, para impregnar pieles e impermeabilizar calzados.
La madera es blanda y fácil de tallar. Muy usada desde antiguo para la elaboración de zuecos, armaduras, cubiertas de tejados, muebles y para la fabricación de papel. Contiene un aceite compuesto de guayacol, creosota y xilol, con acción diurética, balsámica y antiséptica. El carbón vegetal obtenido por la carbonización de su madera es de muy buena calidad. El hollín del abedul servía para la preparación de tinta negra para la imprenta.
En las frías tierras donde crece este árbol, constituye una fuente de riqueza y bienestar: Madera para fabricar toda clase de útiles, leña, ramas flexibles para cestería, tinte rosa, raspando la parte interior de la corteza. En primavera, mediante incisiones en el tronco, se extrae su savia, rica en azúcares y ácido tartárico como la uva, proporciona una abundante bebida alimenticia, que en algunos lugares de Europa se fermenta, originando el vino de abedul.
Las hojas se utilizan como alimento para el ganado y como combustible. Su madera también se utiliza en iluminación, la tea de abedul o yérgola dura mucho sin consumirse, se hace enrollando y dejando secar la corteza externa, atada con una brizna de hierba. Plinio, en épocas de la antigua Roma, contaba que se empleaba madera de abedul para confeccionar antorchas nupciales, y según dice, eran las portadoras de la felicidad en el día de la boda.
Este árbol en Rusia simboliza a la primavera y a la mujer joven. Abedul es una célebre colección de cantos y danzas rusos, que únicamente puede ser interpretado por muchachas.
En el centro de la tierra
hay una montaña de hierro
sobre la cual se alza
un abedul blanco con siete ramas
(Tradición altaica, Asia Central)
Más allá de las materias primas útiles que podamos obtener de él, para todas las comunidades humanas que habitan en sus frías y solitarias tierras, los abedules tienen una importancia capital por el significado que en sí personifica: el renuevo cíclico de la vida. En los inviernos desapacibles, donde no se conoce más árboles de hoja caduca que éste, ver el grácil abedul, con sus ramas desnudas clavadas en el cielo blanco, es una promesa de primavera. Cuando finalmente llega la nueva estación (al brotar las hojas del abedul del centro de la Tierra), la naturaleza se viste de verde y de alegría, anunciándonos que ha renovado su pacto, concediéndonos otro nuevo ciclo de vida.
Si bien las coniferas son la especie predominante en Rusia, ocupando el pino el primer lugar entre ellas, para los rusos no hay un arbol mas amado ni que les resulte mas propiamente ruso que el abedul, un arbol que se encuentra distribuido tanto en la parte europea de Rusia como en la zona occidental de Siberia. Entre las mas de 140 especies existentes del abedul 64 se dan en Rusia, entre las cuales son 4 las mas prolificas: El abedul comun (Betula alba), el mas extendido en el pais, el abedul blanco o afelpado (betula pubescens), el abedul con forma de matorral (betula fruticosa) y el abedul enano (betula nana).
El abedul comienza a florecer a entre fines de abril y comienzos de mayo y comienza a volver sus hojas amarillentas en septiembre. Tiene gran capacidad para crecer en suelos que los arboles no pueden poblar lo que lo hace una especie de pionero del bosque, ademas de que crece rapidamente especialmente en suelos humedos, de modo de que tras 25 años ya alcanza la altura de un edificio de 5 pisos. El arbol alcanza usualmente una altura entre 10-30 mt y un diametro de entre 120 a 150 cm, ademas de una edad que no supera los 120 anos, no obstante haber ejemplares excepcionales que han alcanzado los 400 an-os. De su apariencia lo que mas destaca es el blanco de su tronco usualmente recto y esbelto con rayas oscuras y horizontales que lo cruzan reiteradamente.
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