Un turbio asunto de estafa familiar en Buckingham Palace
La reina Mary de Teck (1867-1953), consorte del rey Jorge V de Gran-Bretaña e Irlanda, tuvo una infancia marcada por grandes estrecheces pecuniarias gracias a un padre frívolo y a una madre manirrota que dilapidaron su fortuna.
De aquellos años como "pariente pobre" del Gotha Europeo, la reina Mary había adquirido una fobia enfermiza a la pobreza (Peniafobia). Incluso casada con Jorge V, su nuevo estatus de reina consorte y la fortuna de aquél no consiguieron vencer su miedo. Para ella, todos los medios eran válidos con tal de hacerse aún más rica y, a ese comportamiento obsesivo se unió una cualidad muy fea: la racanería.
A lo largo de su vida como soberana consorte, se dedicó a acumular todo tipo de tesoros que pudiesen salvaguardarla de la pobreza: servicios de plata, cuadros, obras de arte y, sobretodo, joyas.
Cuando en ciertas ocasiones era recibida por las familias de la rancia aristocracia británica, éstos se veían en la obligación de esconder todos los objetos valiosos que pudieran atraer su atención o provocar su admiración. Y es que ya estaba en boca de toda la alta sociedad el estiloso modo que tenía la reina Mary para conseguir que, aquello que le agradaba, le fuera ofrecido amablemente. Sabía cómo hacerse con cuadros, joyas u objetos: se pasmaba, se extasiaba de tal manera ante éstos que sus propietarios, entre presionados y queriendo congraciarse a la reina, se veían casi obligados a regalárselos (aunque fuera a regañadientes).
Las Joyas Rusas & la Reina Cleptómana
Retrato de la Zarina Maria Feodorovna (1847-1928) Emperatriz consorte de Todas las Rusias y viuda del Zar Alejandro III, padres ambos del último Zar Nicolás II. Nacida Princesa Maria Dagmar de Dinamarca, era la hermana de Alexandra, Reina consorte de Gran-Bretaña e Irlanda y cuñada del rey Eduardo VII, lo que la convertía en la tía carnal del rey Jorge V... Fue de los pocos miembros de la Familia Imperial Rusa que consiguió escapar de la masacre de los Bolcheviques. / Abajo, fotografía de la Gran Duquesa Xenia Aleksandrovna de Rusia (1875-1960) -derecha- y de su hermana la Gran Duquesa Olga Aleksandrovna de Rusia (1882-1960) -izquierda-.
A la muerte de la Emperatriz Viuda Maria Feodorovna de Rusia (1928), su importante colección de joyas fue puesta en venta por sus hijas las grandes duquesas Xenia y Olga Aleksandrovna. Éstas, que tenían la reputación de no saberse manejar muy bien en los negocios, cometieron el craso error de dejar que su pariente la reina Mary se ofreciese, como quien no quiere la cosa, de intermediaria en las transacciones.
Una estimación de 350,000 Libras Esterlinas fue presentada por entonces, pero el resultado que habría permitido a las dos hermanas vivir holgadamente hasta el final de sus vidas no pareció concretarse. Tan solo se les dio un tercio de la cantidad estimada!
Ante la extrañeza de las grandes duquesas en el momento de percibir la irrisoria suma de dinero, la reina Mary les explicó que la venta de las alhajas había ido mal. Más extrañadas estuvieron cuando, al poco tiempo, vieron a la reina Mary lucir ostentosamente las mejores y más preciadas alhajas de la Emperatriz Vda. Maria Feodorovna en los actos oficiales de la corte británica. Olga y Xenia, aprovechando un encuentro con la reina, le hicieron notar su malestar con elegancia, y Mary de Teck les replicó sin florituras que debían estar agradecidas por los esfuerzos que había hecho el rey para darles techo y comodidades que, por cierto, suponían una carga para el real bolsillo. Pese al disgusto, las grandes duquesas callaron su indignación por no hacerle un feo al rey Jorge V, que había tenido la gentileza de acogerlas en Londres y proporcionarles alojamiento gratis en la finca real de Hampton Court.
La Reina Mary de Teck (1867-1953), consorte del rey Jorge V de Gran-Bretaña e Irlanda. En la fotografía, posa con la famosa diadema de la Gran Duquesa Maria Pavlovna de Rusia, que pasó a la Emperatriz Vda. Maria Feodorovna y de ésta a sus hijas Xenia & Olga. / Fotografía -abajo- de la diadema de la Gran Duquesa María Pavlovna, actualmente en la colección privada de la reina Elizabeth II.
Tras el deceso de la reina Mary en 1953, el grueso de sus joyas personales fueron legadas a su nieta la reina Elizabeth II, su principal heredera. Otras pocas fueron a parar a la hermana de la soberana, la Princesa Margaret, Condesa de Snowdon que, posteriormente fueron vendidas por sus hijos tras su fallecimiento.
Al producirse la muerte de la gran duquesa Olga de Rusia (1960), sus hijos descubrieron finalmente la verdad. La reina Mary de Teck había metido mano en aquellas suntuosas alhajas imperiales y escogido las piezas que más le gustaban. Dicho de otro modo, la esposa de Jorge V se había servido y apropiado indebidamente de aquellas alhajas pagando un precio irrisorio!
Entre aquel botín que representaban las alhajas de la penúltima zarina de Todas las Rusias, destacaba una hermosa diadema de diamantes y perlas que había pertenecido a la gran duquesa Maria Pavlovna (1854-1920), esposa del gran duque Vladimir Aleksandrovich de Rusia, nacida princesa de Mecklenburg-Schwerin ( en la fotografía de la izq.).
Tihon y Guri Kulikovsky, los hijos de la gran duquesa Olga que descubrieron el pastel, no se quedaron de brazos cruzados y se dirigieron directamente a la reina Elizabeth II para que saldara la deuda de su abuela usurera. El escándalo estaba servido...
Tras consultar con sus abogados, Elizabeth II satisfizo rápidamente la cuantía exigida por los hijos de las grandes duquesas estafadas.
Habían pasado 33 años desde la defunción de la gran duquesa Olga, pero Elizabeth II no quería separarse de su diadema preferida, y prefirió pagar las alhajas al precio actualizado de 1993 antes que devolverlas a sus hijos. Por fortuna, los trapos sucios fueron lavados en privado y no tuvieron que ser aireados ante los tribunales.
La Reina Elizabeth II de Gran-Bretaña e Irlanda del Norte, posando con la diadema de la Gran Duquesa Maria Pavlovna de Rusia, heredada de su abuela la Reina Mary de Teck, en una foto oficial como soberana de Canadá.
La reina Mary de Teck (1867-1953), consorte del rey Jorge V de Gran-Bretaña e Irlanda, tuvo una infancia marcada por grandes estrecheces pecuniarias gracias a un padre frívolo y a una madre manirrota que dilapidaron su fortuna.
De aquellos años como "pariente pobre" del Gotha Europeo, la reina Mary había adquirido una fobia enfermiza a la pobreza (Peniafobia). Incluso casada con Jorge V, su nuevo estatus de reina consorte y la fortuna de aquél no consiguieron vencer su miedo. Para ella, todos los medios eran válidos con tal de hacerse aún más rica y, a ese comportamiento obsesivo se unió una cualidad muy fea: la racanería.
A lo largo de su vida como soberana consorte, se dedicó a acumular todo tipo de tesoros que pudiesen salvaguardarla de la pobreza: servicios de plata, cuadros, obras de arte y, sobretodo, joyas.
Cuando en ciertas ocasiones era recibida por las familias de la rancia aristocracia británica, éstos se veían en la obligación de esconder todos los objetos valiosos que pudieran atraer su atención o provocar su admiración. Y es que ya estaba en boca de toda la alta sociedad el estiloso modo que tenía la reina Mary para conseguir que, aquello que le agradaba, le fuera ofrecido amablemente. Sabía cómo hacerse con cuadros, joyas u objetos: se pasmaba, se extasiaba de tal manera ante éstos que sus propietarios, entre presionados y queriendo congraciarse a la reina, se veían casi obligados a regalárselos (aunque fuera a regañadientes).
Las Joyas Rusas & la Reina Cleptómana
Retrato de la Zarina Maria Feodorovna (1847-1928) Emperatriz consorte de Todas las Rusias y viuda del Zar Alejandro III, padres ambos del último Zar Nicolás II. Nacida Princesa Maria Dagmar de Dinamarca, era la hermana de Alexandra, Reina consorte de Gran-Bretaña e Irlanda y cuñada del rey Eduardo VII, lo que la convertía en la tía carnal del rey Jorge V... Fue de los pocos miembros de la Familia Imperial Rusa que consiguió escapar de la masacre de los Bolcheviques. / Abajo, fotografía de la Gran Duquesa Xenia Aleksandrovna de Rusia (1875-1960) -derecha- y de su hermana la Gran Duquesa Olga Aleksandrovna de Rusia (1882-1960) -izquierda-.
A la muerte de la Emperatriz Viuda Maria Feodorovna de Rusia (1928), su importante colección de joyas fue puesta en venta por sus hijas las grandes duquesas Xenia y Olga Aleksandrovna. Éstas, que tenían la reputación de no saberse manejar muy bien en los negocios, cometieron el craso error de dejar que su pariente la reina Mary se ofreciese, como quien no quiere la cosa, de intermediaria en las transacciones.
Una estimación de 350,000 Libras Esterlinas fue presentada por entonces, pero el resultado que habría permitido a las dos hermanas vivir holgadamente hasta el final de sus vidas no pareció concretarse. Tan solo se les dio un tercio de la cantidad estimada!
Ante la extrañeza de las grandes duquesas en el momento de percibir la irrisoria suma de dinero, la reina Mary les explicó que la venta de las alhajas había ido mal. Más extrañadas estuvieron cuando, al poco tiempo, vieron a la reina Mary lucir ostentosamente las mejores y más preciadas alhajas de la Emperatriz Vda. Maria Feodorovna en los actos oficiales de la corte británica. Olga y Xenia, aprovechando un encuentro con la reina, le hicieron notar su malestar con elegancia, y Mary de Teck les replicó sin florituras que debían estar agradecidas por los esfuerzos que había hecho el rey para darles techo y comodidades que, por cierto, suponían una carga para el real bolsillo. Pese al disgusto, las grandes duquesas callaron su indignación por no hacerle un feo al rey Jorge V, que había tenido la gentileza de acogerlas en Londres y proporcionarles alojamiento gratis en la finca real de Hampton Court.
La Reina Mary de Teck (1867-1953), consorte del rey Jorge V de Gran-Bretaña e Irlanda. En la fotografía, posa con la famosa diadema de la Gran Duquesa Maria Pavlovna de Rusia, que pasó a la Emperatriz Vda. Maria Feodorovna y de ésta a sus hijas Xenia & Olga. / Fotografía -abajo- de la diadema de la Gran Duquesa María Pavlovna, actualmente en la colección privada de la reina Elizabeth II.
Tras el deceso de la reina Mary en 1953, el grueso de sus joyas personales fueron legadas a su nieta la reina Elizabeth II, su principal heredera. Otras pocas fueron a parar a la hermana de la soberana, la Princesa Margaret, Condesa de Snowdon que, posteriormente fueron vendidas por sus hijos tras su fallecimiento.
Al producirse la muerte de la gran duquesa Olga de Rusia (1960), sus hijos descubrieron finalmente la verdad. La reina Mary de Teck había metido mano en aquellas suntuosas alhajas imperiales y escogido las piezas que más le gustaban. Dicho de otro modo, la esposa de Jorge V se había servido y apropiado indebidamente de aquellas alhajas pagando un precio irrisorio!
Entre aquel botín que representaban las alhajas de la penúltima zarina de Todas las Rusias, destacaba una hermosa diadema de diamantes y perlas que había pertenecido a la gran duquesa Maria Pavlovna (1854-1920), esposa del gran duque Vladimir Aleksandrovich de Rusia, nacida princesa de Mecklenburg-Schwerin ( en la fotografía de la izq.).
Tihon y Guri Kulikovsky, los hijos de la gran duquesa Olga que descubrieron el pastel, no se quedaron de brazos cruzados y se dirigieron directamente a la reina Elizabeth II para que saldara la deuda de su abuela usurera. El escándalo estaba servido...
Tras consultar con sus abogados, Elizabeth II satisfizo rápidamente la cuantía exigida por los hijos de las grandes duquesas estafadas.
Habían pasado 33 años desde la defunción de la gran duquesa Olga, pero Elizabeth II no quería separarse de su diadema preferida, y prefirió pagar las alhajas al precio actualizado de 1993 antes que devolverlas a sus hijos. Por fortuna, los trapos sucios fueron lavados en privado y no tuvieron que ser aireados ante los tribunales.
La Reina Elizabeth II de Gran-Bretaña e Irlanda del Norte, posando con la diadema de la Gran Duquesa Maria Pavlovna de Rusia, heredada de su abuela la Reina Mary de Teck, en una foto oficial como soberana de Canadá.
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