La perestroika instaurada en la URSS por Mijail Gorbachov prometía grandes cosas para los ciudadanos, pero los dirigentes de entonces optaron por subir los sueldos a diversas categorías de ocupados. Esta decisión provocó la escasez y la necesidad de subvención, lo que empeoró su situación y la del tesoro público. El elemento más destructivo fue la Ley de Empresa, pues anulaba todo control sobre los recursos, de modo que se redujo la inversión. La desmembración de la URSS en pequeñas repúblicas, la creación de bancos propios y la concesión de créditos ilimitados provocaron inflación y la escasez total, el interés por el dinero llegó a ser mínimo.
Liberalización de precios en 1992La Liberalización de precios en 1992 y la renuncia a la rígida regulación de salarios llevaron a un sustancial descenso en el nivel de vida así como cambios en la dinámica y estructura de los ingresos, diferenciando regiones y ramas en la remuneración del trabajo.
Surgió una clase de ricos cuyos ingresos no provenían del trabajo y se amplió el número de pobres; en 1993, casi una tercera parte de la población rusa tenía ingresos que no garantizaban un nivel mínimo de subsistencia.
Distribución polarizada de los ingresosHa aumentado la diferenciación de la población en el nivel de ingresos “per cápita” de forma vertiginosa; así, al 20% de la población más rica le corresponde el 50% de los ingresos monetarios.
Han surgido grandes desproporciones en la remuneración de los salarios por ramas de la economía, debido a la falta de competencia entre las empresas: las que han logrado monopolizar los mercados de venta pagan salarios mucho mayores que el resto.
También han aumentado las diferencias entre las regiones, las de situación más ventajosa han sido las de una mayor especialización productiva.
La distinción del nivel de consumo no es tan grande como la de ingresos nominales ya que en las zonas centrales de Rusia los precios de los productos básicos son menores que en las más meridionales o Siberia. Por otro lado, la estructura de los ingresos ha variado para la mayor parte de la población, para el 75% de la población la fuente de ingresos es el salario, 20% la pensión y 5% negocios propios. Para la población asalariada la situación es la peor, debido a la falta de incorporación de la fuerte inflación al salario, el resto de trabajadores tiene una situación más favorable; aun así, la gente se ve obligada a buscar fuentes complementarias de ingresos.
En el campo del consumo, la estructura ha empeorado en estos últimos dos años, la parte destinada a alimentos es del 50% reduciendo el resto de consumos de productos no comestibles y de servicios.
Liberalización de precios en 1992La Liberalización de precios en 1992 y la renuncia a la rígida regulación de salarios llevaron a un sustancial descenso en el nivel de vida así como cambios en la dinámica y estructura de los ingresos, diferenciando regiones y ramas en la remuneración del trabajo.
Surgió una clase de ricos cuyos ingresos no provenían del trabajo y se amplió el número de pobres; en 1993, casi una tercera parte de la población rusa tenía ingresos que no garantizaban un nivel mínimo de subsistencia.
Distribución polarizada de los ingresosHa aumentado la diferenciación de la población en el nivel de ingresos “per cápita” de forma vertiginosa; así, al 20% de la población más rica le corresponde el 50% de los ingresos monetarios.
Han surgido grandes desproporciones en la remuneración de los salarios por ramas de la economía, debido a la falta de competencia entre las empresas: las que han logrado monopolizar los mercados de venta pagan salarios mucho mayores que el resto.
También han aumentado las diferencias entre las regiones, las de situación más ventajosa han sido las de una mayor especialización productiva.
La distinción del nivel de consumo no es tan grande como la de ingresos nominales ya que en las zonas centrales de Rusia los precios de los productos básicos son menores que en las más meridionales o Siberia. Por otro lado, la estructura de los ingresos ha variado para la mayor parte de la población, para el 75% de la población la fuente de ingresos es el salario, 20% la pensión y 5% negocios propios. Para la población asalariada la situación es la peor, debido a la falta de incorporación de la fuerte inflación al salario, el resto de trabajadores tiene una situación más favorable; aun así, la gente se ve obligada a buscar fuentes complementarias de ingresos.
En el campo del consumo, la estructura ha empeorado en estos últimos dos años, la parte destinada a alimentos es del 50% reduciendo el resto de consumos de productos no comestibles y de servicios.
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