jueves, 21 de junio de 2012

Museo del Hermitage de San Petersburgo, Rusia


El Museo del Hermitage (en ruso Эрмитаж, ermitazh, proveniente del francés ermitage, «ermita», «refugio del ermitaño») de San Petersburgo, Rusia, es una de las mayores pinacotecas y museos de antigüedades del mundo. La colección del museo ocupa un complejo formado por seis edificios situados a la orilla del río Neva, siendo el más importante de estos el Palacio de Invierno, residencia oficial de los antiguos zares. El resto del complejo arquitectónico lo forman cinco edificios, entre los que se encuentran el Palacio Menshikov, el Edificio del Estado Mayor y un recinto para almacenamiento abierto. El museo se formó con la colección privada que fueron adquiriendo los zares durante varios siglos, y no fue hasta el año 1917 cuando fue declarado Museo Estatal.

Su colección, formada por más de tres millones de piezas, abarca desde antigüedades romanas y griegas, a cuadros y esculturas de la Europea Occidental, Arte oriental, piezas arqueológicas, Arte Ruso, joyas o armas. Su pinacoteca está considerada, junto con el Museo del Prado, como la más completa del mundo.

UBICACION ' DIRECCION
Complejo Principal del Museo — Главный музейный комплекс (Glavniy Museiniy Kompleks)

Plaza del Palacio, 5 — Дворцовая пл., 2 (Dvortsovaia Ploschad', 2(dbá))
 Palacio de Invierno de Pedro I — Зимний дворец Петра I (Zimniy Dvórets Petra Pérvogo)

Dvortsovaya Naberezhnaya, 32 — Дворцовая наб., 32 (..., (Tridtsat' dvá))
 Palacio Menshikovaboba — Дворец Меншикова (Dvórets Menshikova)

Universitetskaya Naberezhnaya, 15 — Университетская наб., 15 (Universitetskaya naberezhnaia, 2(Piatnatsat'))
 Museo de la Porcelana — Музей фарфора (Muzei Farfóra)

Prospekt Obukhovskoi Oborony, 151 Пр. Обуховской обороны, 151

HISTORIA
La historia del Museo del Hermitage está muy relacionada con la del Palacio de Invierno. Cuando la emperatriz Catalina la Grande llegó al poder mediante un golpe de Estado en Rusia, una de las primeras cosas que hizo fue establecer su residencia en el recién construido Palacio de Invierno.

En el año 1764, Catalina compró una colección de 225 cuadros de pintura holandesa y flamenca en Berlín a Johann Ernest Gotzkowski. Fue entonces cuando comenzó a decorar el palacio con todo tipo de obras de arte que iba adquiriendo provenientes de Europa Occidental. Sólo el comedor estaba adornado con 92 cuadros. Los diplomáticos rusos en Europa estaban encargados de comprar todo tipo de objetos, cuadros, joyas, libros, documentos, para llevar al Palacio de Invierno.
Durante la segunda mitad de este siglo, Catalina se dedicó, además de a la construcción del complejo arquitectónico que forma el actual Hermitage, a aumentar su colección de manera importante. Adquirió todas las colecciones en venta que pudo encontrar. En 1769 compró su colección al Conde Heinrich von Brühl, con obras de Rubens y Rembrandt. En 1772 compró la del Barón Pierre Crozat. Ésta incluía obras de Rafael, Rubens o van Dyck entre otros. En 1779 adquirió la colección de Robert Walpole, considerado como el primer Primer ministro del Reino Unido, que comprendía obras de Murillo, Rembrandt, Rubens o van Dyck. En 1781 compra la colección del Conde de Baudouin, que abarcaba 119 obras de artistas flamencos, holandeses y franceses, y en 1787, la colección de escultura de John Lyde-Brown, director del Banco del Reino Unido, que contenía 300 esculturas, entre las que se encontraban varias esculturas romanas, una griega y esculturas renacentistas. Además, Catalina se interesó por las antigüedades, y encargó diversas obras para que se las trajeran desde Roma.
En una carta enviada por Catalina a Milchor Grimm, contaba que aparte de cuadros de autores como Rafael, su colección contaba con 38.000 libros, más de 10.000 esculturas y más de 10.000 dibujos y grabados. Fue en esta época cuando se compraron las mayores colecciones de la Historia del museo. Todas estas obras eran la colección privada de Catalina. En ningún caso puede considerársele museo, ya que no estaba abierto al público. Consiguió la mayor colección privada de Europa.
El Zar Alejandro I de Rusia, cuando entró con sus tropas en el año 1815 en París, hizo una de las mayores compras para la colección del Hermitage: la colección privada de la Emperatriz Josefina, que contenía pinturas y esculturas. A su muerte, Alejandro compró a sus herederos 38 cuadros más, algunos de Rubens y Rembrandt, y cuatro esculturas de Antonio Canova. En 1837 hubo un gran incendio en el Palacio de Invierno que destrozó gran parte de sus interiores, y para evitar que el fuego se extendiera al pequeño Hermitage, desmontaron todas las conexiones entre los dos palacios.

Durante este siglo se efectuaron compras de varias colecciones importantes. En 1850, se adquirió la colección del Palacio de Cristoforo Barbarigo, en donde había muerto el pintor Tiziano. Esta colección incluía cinco cuadros de Tiziano, que se unían a los otros tres que ya contenía la colección. En 1865 se compró el famoso cuadro de Leonardo da Vinci Madonna Litta al Conde Litta junto con otros tres cuadros por 100.000 francos. En 1870, el Hermitage compró por 310.000 francos la obra maestra de Rafael La virgen y el niño, que el gobierno italiano intentó comprar para evitar que saliera del país, pero no pudo igualar el alto precio.

El emperador Nicolás I de Rusia decidió en el año 1852 convertir al Hermitage en un Museo Imperial, al ver que en Europa empezaba a afianzarse el sistema de museos estatales. Mandó construir una entrada para el público y ordenó la decoración del museo para que pudiera ser abierto al público, incluyendo la construcción de nuevas estancias para poder depositar los objetos y cuadros, decoración e interiores que se han mantenido intactos hasta la actualidad. La inauguración fue el 5 de febrero de 1852, con lo que se abría el palacio para las clases altas, sobre todo.
Monet
Durante este siglo, ante todo se aumentaron los fondos arqueológicos del museo. En 1861, el Hermitage compró la colección del marqués de Cavelli, Gianpietro Campana. Este arqueólogo aficionado era el director del Banco Monte di Pietà de Roma y utilizó fondos del banco para adquirir sus antigüedades. Cuando fue sentenciado a 20 años de prisión, el Estado sacó a subasta toda su colección, que se repartió entre el Hermitage y el Museo Napoleón III de París (actual Louvre). La colección adquirida por el Hermitage abarcaba más de 500 vasijas griegas, 200 bronces y esculturas de mármol, mientras que el museo parisino adquirió mayormente pinturas.

En 1886 adquirieron la colección de Aleksandr Basilevski, que comprendía todo tipo de piezas medievales, de marfil, esmaltes, y todo tipo de objetos, que el museo compró por 6 millones de francos. Además, en el año 1885, se trasladó la colección Imperial de armas al museo
En 1904, el Palacio de Invierno deja de ser una residencia imperial. Desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, el museo pasa a ser un Hospital, y las colecciones fueron trasladadas a Moscú para su seguridad. No volvieron hasta el año 1924. La administración del museo y el personal que trabajaba allí cambió mucho desde el año 1917, tras la Revolución rusa, y a partir de entonces se permitió trabajar allí a los no aristócratas. Tras un tiempo cerrado al público, al poco volvieron a abrir. El director del museo, en previsión por lo que podía ocurrir en el Asalto al Palacio de Invierno, protegió las obras, que no resultaron dañadas en esa noche del 25 de octubre de 1917, cuando arrestaron al Gobierno Provisional. Cinco días después, se declaró al Museo Hermitage Museo Estatal, siendo, durante los cinco primeros años, su entrada gratuita. Además, se creó en el museo un centro cultural y se empezaron a traer exposiciones no permanentes de otros sitios.

Durante este siglo, el museo tuvo importantes pérdidas. Durante la década de 1920, se trasladaron 500 obras al Museo Pushkin de Moscú, para que el arte no estuviera tan centralizado en San Petersburgo. En los años 30, se trasladaron otras 70 obras, entre ellas pinturas de Rubens, Rembrandt o Tiziano. Sin embargo, el Hermitage también consiguió importantes bienes; durante estas mismas décadas se empezaron a nacionalizar todos los bienes que se encontraban en los palacios de la aristocracia rusa, y la mayoría de éstas fue a parar al Hermitage. Se recibieron todo tipo de obras de arte de los palacios imperiales, objetos arqueológicos del antiguo Egipto, documentos, monedas, arte de la época bizantina... Fue en esta época cuando, al aumentarse considerablemente su patrimonio, pasó de ser un museo de arte, a ser un museo de arte y cultura universal.

A mediados de los años 30, se produjeron una serie de ventas de cuadros al extranjero, lo que supuso una gran pérdida para el museo. El objetivo de estas ventas, según la postura oficial, era la financiación del propio estado. Según voces discordantes, estas ventas no pueden justificarse desde ningún punto de vista. Se vendieron más de 2.800 cuadros, entre los cuales había 250 obras mayores y 50 obras maestras. Algunas piezas que no se vendieron volvieron al museo, pero éste perdió 48 obras maestras. Muchas de estas piezas fueron a parar a la National Gallery de Washington. Desde el año 1932 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, fueron saliendo obras menores del museo para ser vendidas o para distribuirse entre las distintas repúblicas soviéticas
Con la entrada de las tropas alemanas en Rusia en el año 1941, se inició la evacuación de las obras del Hermitage. Fue la mayor evacuación de obras de arte desde la ocurrida durante la Guerra Civil Española en el Museo del Prado. Miles de voluntarios se dedicaron a embalar más de un millón de obras, para trasladarlas en tren hasta Sverdlovsk, en los Urales. Dos trenes pudieron llegar a su destino, pero cuando estaban preparando el tercero, comenzó el asedio a la ciudad por los alemanes, que duró 900 días, y que produjo la muerte de dos millones de habitantes de la ciudad. Mientras, los conservadores que se quedaron se dedicaron a salvar y llevar al museo todos los bienes que encontraban en otros palacios, y a proteger al propio museo del frío y de la nieve y de los ataques aéreos. Además, sirvió de refugio contra las incursiones aéreas alemanas, y hasta 12.000 personas vivieron allí hasta las primeras evacuaciones, en el año 1942. Las obras trasladadas a Sverdlovsk llegaron bien y allí se creó una nueva sección del museo para mantener los objetos y cuadros. No se dañó ni se perdió absolutamente nada.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, el museo volvió a abrir sus puertas al público, con las obras evacuadas que volvieron a ser colocadas en su lugar de origen. Además, el museo tuvo que ser restaurado debido a todos los daños que había sufrido durante el asedio nazi, restauración que llevó varios años. En el año 1948, el Museo de Arte Contemporáneo Occidental de Moscú donó 320 obras de arte del siglo XIX y XX, entre las que se encontraban obras de Renoir, Matisse, Picasso, Monet, Van Gogh o Gauguin.

El Ejército Rojo a su vuelta de Berlín trajo numerosas obras de arte que acabaron en el Hermitage, sobre todo de obras impresionistas y postimpresionistas de colecciones privadas. Uno de los casos más importantes fue el del Altar de Zeus de Pérgamo que se lo llevaron de un museo de Berlín como botín de guerra, y que estuvo expuesto en el Hermitage hasta el año 1959. El museo y el ejército ruso recibieron muchas críticas por este robo de obras, pero el gobierno ruso alegó que fueron como una mínima satisfacción por la destrucción por parte del ejército nazi de obras rusas de incalculable valor, como los palacios de Peterhof y Tsarskoe Selo. Además, el gobierno ruso ha prohibido por ley la devolución de las obras en caso de que se demuestre que los dueños financiaron económicamente al régimen nazi.
El Museo del Hermitage se está expandiendo continuamente, y en la actualidad está colaborando en diversos proyectos en el extranjero, como los complejos de exposiciones del Guggenheim Hermitage en la ciudad de Las Vegas, EEUU, la reciente inauguración del museo Hermitage Amsterdam, en Ámsterdam, Holanda, o las salas del Hermitage en la Somerset House, en Londres, Reino Unido.

Además, se llevó a cabo el proyecto cinematográfico El arca rusa de Aleksandr Sokúrov, un viaje al interior del museo, a su historia y a su contenido, rodada en una sola toma de hora y media de duración, sin cortes (plano secuencia). La película participó en el Festival de Cannes el año 2002.

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